Introducción: ¿Por qué es importante hablar de POTS?

¿Alguna vez te has levantado rápidamente de una silla y has sentido mareo o que tu corazón se acelera? Imagina que esta experiencia se repita constantemente en tu vida diaria. Para millones de personas en todo el mundo, esta es la realidad del Síndrome de Taquicardia Ortostática Postural (POTS), una forma común de disautonomía.

El POTS no se trata solo de un aumento rápido en los latidos del corazón. Es un trastorno complejo que afecta el sistema nervioso autónomo (SNA), el cual controla funciones vitales como la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la digestión. Aunque la concienciación sobre el POTS ha crecido, especialmente debido a su vínculo con complicaciones post-COVID-19, sigue siendo una condición subdiagnosticada y poco comprendida.

En este artículo, exploraremos en profundidad qué es el POTS, cómo se relaciona con otros trastornos del SNA, los desafíos que enfrentan los pacientes y cómo un enfoque integral puede mejorar su calidad de vida.

¿Qué es el POTS y cómo afecta a los pacientes?

El POTS se caracteriza por un aumento significativo de la frecuencia cardíaca (30 latidos por minuto o más en adultos, 40 en adolescentes) en los primeros 10 minutos después de ponerse de pie, acompañado de síntomas debilitantes como:

  • Mareos o sensación de desmayo.
  • Fatiga extrema que limita las actividades diarias.
  • Dificultad para concentrarse, conocida como “niebla mental”.
  • Palpitaciones intensas o taquicardia.
  • Náuseas, problemas digestivos y dificultad para regular la temperatura corporal.

Aunque afecta principalmente a mujeres jóvenes (entre los 15 y 50 años), el POTS puede presentarse en cualquier persona, independientemente de su edad o género. Entre los factores desencadenantes más comunes se encuentran infecciones virales (como el COVID-19), trastornos autoinmunes y traumas físicos.

El impacto de esta condición va más allá de los síntomas físicos, afectando severamente la calidad de vida de quienes la padecen.

POTS como parte de la familia de la disautonomía

El POTS es una forma específica de disautonomía, un término que engloba trastornos del sistema nervioso autónomo. Este sistema regula funciones como el ritmo cardíaco, la presión arterial, la digestión y la temperatura corporal. Cuando el SNA no funciona correctamente, como ocurre en la disautonomía, el cuerpo pierde su capacidad de mantener la homeostasis, lo que resulta en una variedad de síntomas.

¿Qué subtipos de POTS existen? La investigación ha identificado diferentes mecanismos subyacentes en el POTS, lo que permite una mejor personalización del tratamiento:

  1. POTS Neuropático: Daño en los nervios periféricos que limita la capacidad de los vasos sanguíneos para contraerse, causando acumulación de sangre en las extremidades inferiores.
  2. POTS Hiperadrenérgico: Niveles elevados de adrenalina provocan una respuesta exagerada del sistema nervioso simpático.
  3. POTS Hipovolémico: Un volumen sanguíneo bajo contribuye a la falta de circulación eficiente.
  4. Factores Autoinmunes: En algunos casos, los autoanticuerpos atacan el sistema nervioso autónomo, frecuentemente tras infecciones.

El entendimiento de estos subtipos es esencial para diseñar un enfoque terapéutico efectivo.

Desafíos en el diagnóstico y tratamiento del POTS

El camino hacia un diagnóstico de POTS puede ser largo y frustrante. Muchos pacientes visitan varios médicos antes de obtener respuestas claras. En algunos casos, se les dice erróneamente que sus síntomas son “solo ansiedad”.

Impacto en la calidad de vida Estudios recientes comparan la discapacidad causada por el POTS con la insuficiencia cardíaca congestiva o la EPOC. Sin embargo, persisten mitos, como que “el POTS solo es causado por descondicionamiento físico”, a pesar de que incluso atletas de alto nivel pueden padecer esta condición.

Un enfoque integral: Cómo manejar el POTS de manera efectiva

Aunque no existe una cura definitiva, combinar la medicina convencional con estrategias de estilo de vida y terapias holísticas puede transformar la vida de quienes padecen POTS.

1. Tratamientos médicos tradicionales

  • Diagnóstico: Pruebas como la tabla basculante o el test activo de pie permiten medir cambios en la frecuencia cardíaca y presión arterial.
  • Medicamentos: Incluyen betabloqueadores, fludrocortisona y solución salina IV en casos severos.
  • Atención multidisciplinaria: Trabajar con cardiólogos, neurólogos y especialistas en disautonomía garantiza un manejo integral.

2. Modificaciones del estilo de vida

  • Hidratación y sodio: Beber de 2 a 3 litros de agua al día e incrementar el consumo de sodio (5-10 gramos diarios) mejora el volumen sanguíneo.
  • Ejercicio: Comenzar con ejercicios recostados, como remo o natación, ayuda a mejorar la tolerancia cardiovascular.
  • Postura y compresión: Usar medias de compresión y evitar el estar de pie por periodos prolongados reduce los síntomas.

3. Apoyo nutricional y suplementos

  • Dieta antiinflamatoria: Rica en vegetales verdes, pescados grasos y nueces, puede ayudar a reducir la inflamación sistémica.
  • Balance de electrolitos: Bebidas con electrolitos o suplementos específicos (magnesio, potasio) apoyan la función nerviosa.

4. Prácticas cuerpo-mente

  • Mindfulness y meditación: Ayudan a regular el sistema nervioso y reducir la actividad del simpático.
  • Biofeedback: Enseña a los pacientes a controlar funciones autónomas como la frecuencia cardíaca.

Conclusión: Un camino hacia la esperanza

Aunque vivir con POTS puede ser un desafío monumental, un enfoque integral que combine tratamientos médicos, ajustes en el estilo de vida y apoyo holístico puede proporcionar un alivio significativo. La clave está en un plan personalizado, paciencia y el apoyo adecuado.

Referencias

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