Una perspectiva médica sobre la dieta, la longevidad y el microbioma intestinal
La fibra: ¿una protagonista clave de la nutrición o un concepto sobrevalorado por el enfoque basado en plantas? Este debate ha ido ganando fuerza. Por un lado, quienes siguen la dieta carnívora defienden una vida basada exclusivamente en carne, afirmando sentir una energía y claridad sin necesidad de fibra. Por otro lado, la ciencia nutricional destaca con insistencia el papel de la fibra en una vida más larga y saludable. Como médicos, es común escuchar estas preguntas de los pacientes y participar en discusiones con colegas sobre el tema. Profundicemos en la evidencia desde ambas perspectivas, prestando especial atención al microbioma intestinal, que no debe ser ignorado.
El caso de la fibra: respaldado por décadas de evidencia
La fibra tiene un historial sólido basado en investigaciones. Un análisis de 2019 publicado en The Lancet, que recopiló datos de más de 4,600 participantes, encontró que consumir entre 25 y 29 g de fibra al día reduce significativamente el riesgo de mortalidad, enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares, diabetes y cáncer colorrectal, en comparación con dietas bajas en fibra (<15 g/día). Además, cada 8 g adicionales de fibra disminuyen el riesgo de mortalidad hasta en un 27 %.
La fibra soluble, presente en alimentos como avena y frijoles, ayuda a reducir el colesterol LDL y a estabilizar la glucosa, mientras que la insoluble, que encontramos en alimentos como el salvado y los vegetales, acelera la digestión, minimizando la inflamación y la exposición a toxinas. Ambas fomentan un microbioma intestinal saludable al alimentar bacterias beneficiosas que producen ácidos grasos de cadena corta (SCFA). Los SCFA, como el butirato, son clave para disminuir la inflamación sistémica y preservar la salud metabólica.
El enfoque carnívoro: una visión audaz pero joven en la ciencia
La dieta carnívora —basada exclusivamente en carne, sal y agua— ha ganado adeptos que reportan beneficios notables como mayor energía, mejor digestión y pérdida de peso. Sin embargo, aunque hay datos preliminares que apoyan estas afirmaciones, como una encuesta publicada en Current Developments in Nutrition en 2021 que mostró mejoras metabólicas en seguidores de esta dieta, los estudios de largo plazo aún están ausentes.
En cuanto al microbioma, las dietas bajas en fibra han demostrado en estudios previos (ej. Nature, 2014) una disminución en la diversidad bacteriana, lo que podría tener consecuencias inflamatorias a largo plazo. Esto plantea preguntas sobre la sostenibilidad de este enfoque.
Microbioma: un factor crucial a considerar
La diversidad microbiana se asocia con una mejor salud general, y las dietas ricas en fibra favorecen esta diversidad. Mientras que los carnívoros argumentan que el intestino puede adaptarse al digerir proteínas para generar SCFA, la flexibilidad metabólica y los beneficios integrales de la fibra continúan siendo una ventaja clara según los estudios actuales.
Conclusión médica
La evidencia científica favorece ampliamente la inclusión de fibra en la dieta. Si bien la dieta carnívora puede ser útil en ciertos casos individuales (como problemas metabólicos o digestivos específicos), no sustituye los beneficios documentados de las dietas ricas en fibra para la longevidad y la diversidad microbiana. Para quienes buscan optimizar su salud, incorporar al menos 25 g de fibra diaria sigue siendo una recomendación segura y respaldada por la ciencia.